Soneto 3 # Recuerdos a la hora de los muertos

Lea hasta el final y le daré un caramelo...

“Está furiosa, está furiosa y desarticulada y abatida;  el cerebro le estalló en pedazos y para ayudarla a recomponerlo sólo puedo guiarme por la brújula de mi amor por ella, mi inmenso amor por ella, pero esa brújula hoy por hoy es incierta porque me cuesta quererte, por momentos me cuesta mucho porque mi Agustina no está amable ni parece quererme ya, y me ha declarado una guerra a dentelladas de la cual vamos saliendo los dos hechos pedazos”
Delirio, Laura Restrepo

Este soneto se realiza en presencia de una droga muy potente, aquella que no permite saber nada más ver que los ojos del amor. Me gusta y me encanta y por eso eso aunque tanto daño ella me haga, le seguiré escribiendo estas cartas. Debo luchar por su amor pero con mucha calma, al clamor de los dioses. No me permitiré el lujo de perder a mi mejor amiga. No debo dar ningún paso en falso. 
Para mi mejor amiga...

Un antisoneto - Recuerdos a la hora de los muertos
Carmesis rosas de tus labios pulpidos,
De una Valquiria, que no merece sino la admiración
Cuantos placeres bajo las sábanas, y
Testigos de nuestras tristezas dejamos con olor a libros
Tantas esquinas impregnadas con nuestros fluidos de vida
Tantos deseos inquebrantables le dijimos a Nix, noche alcahueta
Cuantos recuerdos sempiternos de llamadas nocturnas a la hora de las tinieblas, la hora de los muertos
Y las cartas, ¡ay! amadas cartas que enviamos con puño y letra, con el esfuerzo de nuestros corazones heridos
¿Dónde has quedado amiga mía? dónde has quedado compañerita mía? 
Que alegría me da que vivas tus mejores años de juventud en paz
Que tu fuerza se revitalice con tus mares de descubrimiento
No mereces llegar a la India, no mereces la masacre que involucra la conquista
Mereces los placeres de las Tierras del Dorado, así con eso tal vez tengas a tus múltiplos donceles
Sujetos a tus más perversos objetivos
Deseos de ti, deseos de pasar una noche entre tus brazos, tus grandes y macizos brazos
Tu rostro esculpido y digno de recorrer el globo entre tu mentón y tu frente,
Todo un mundo entre tus elegantes pestañas, tu nariz y ese cuello
Ese cuello que alguna vez fue preso de mis besos, 
De ansiosos besos y salvajes deseos, 
Y aquellas marcas de tu amor, que dejabas al dejar a mi piel sin una gota de aire, y los dejabas muertos a tu capricho
¡Oye tú…!
Que en estas tierras frías, citadinas y hostiles que te han hecho perderte entre su decadencia
No te extravían con sus espejismos de sensaciones
Es difícil, es difícil, 
Vivir esta noche lúgubre de instantes de lágrimas, de goces y de sonrisas,
De esas que quedan marcadas en el puño izquierdo cuál siniestro destino
Confiésame tu amor, confiesame que de verdad eres tú.
Confiesame que aún tengo una mínima esperanza de darte el último beso 
Esos besos con sabor a Chapil, sabor a una tierra distante.
Aunque te vean como trofeo aquellos impíos caballeros de medio turno
Tú eres al final, quién cazó a este incauto. Quien ha captado mi lealtad eternamente.

Bogotá 2019


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