Muerte

Muerte

He considerado, 
que la muerte viene en multiplicida de formas.
No cual calaca garbancera, de nombre Katrina.
Huesuda con una guadaña,
Un fin de nuestra mortalidad,
o un nuevo ciclo en nuestra inmanencia.

Viene empaquetada,
con aromas, esencias, y sabores febriles.
Vestida de rosa, de parcos colores o a la larga 
Acromática como la noche y su hija celeste.
Paciente, espera... Que su placer sea vicio,
su vicio, el boleto de este féretro tranvía.
Tranvía a un mundo desconocido,
tan sólo,
imaginado por mortales.

La he visto con punzantes muñones
llorando,
un ferroso nectar carmesí, vital para los vivos.
También la he visto posarse en silencio,
sobre los ansiosos moribundos,
cuya vela del destino
está próxima a sofocarse.
Hacemos de ella un altar, 
Oramos a su existencia, 
nunca ansiamos su presencia,
Mientras que a la vida,
con suerte, un manjar,  
con lisonja un pastel con cándidos reunidos.

Así pasan los años, 
uno tras otro, 
Que el clepsidra de la vida,
Deposite su último grano,
y con esto, un último sollozo.

Los hombres la han santificado y endemoniado,
Yo no le he temido ni la he admirado...
Pues la existencia de alguien,
es inútil, sin que un día, tuviese que partir.
De muchos, es su pecado,
Un suplicio, ver a Tántalo tocando la puerta.
Cuando es redención, ver su presencia a su tiempo.

¿No es acaso terrible vivir sin poder morir?
¿No es acaso horrible tener una existencia falsa como los dioses?
con tan sólo un rostro magullado

y un cuerpo cansado,
Dónde restan los brillantes y los tontos.

Los pobres y los ricos,
Los sabios y los estúpidos.
Esperando quién saben que, o qué saben que.
Si existe otra condición, una nueva etapa,
sea un reinicio, o el fulminante desenlace.


Bogotá 2016



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