El último epitafio - La reina del hielo.

Lea hasta el final y le daré un caramelo.

La reina del hielo. 

Freya...La reina del hielo.
Ella era distinta. Era fuego y hielo a la vez. A veces, me derretía con su mirada. Otras, me enviaba al lugar más oscuro que pudiera imaginar. Pero sabía que no era cosa fácil, sabía perfectamente que detrás de esa sonrisa bien dibujada en sus labios, y esos fulgurantes ojos de inquietud y curiosidad, se ocultaba bajo ese rostro bien esculpido, una pequeña niña triste y ansiosa, solitaria y algo resentida; unos dirán que más bien asocial e inadaptada, antipática y con muchos problemas emocionales.Pero la verdad es que era un alma demasiado sensible para este mundo, alguien que tan sólo ansiaba una migaja de cariño, un instante de felicidad en una vida que a muchos los habría puesto en manicomio. Sus elocuentes palabras eran cálidas como la pasión de sus besos teñidos de vino de cereza, y la complejidad de sus pensamientos deleitaba hasta el último de la corte Socrática. Pero le dicen que debe irse, a las tierras gélidas de Canadá. Dejando tras de si al único ser que ha amado, al que le ha entregado su esencia virginal, al escritor que hoy escribe esto, y aún escribe esperando su regreso...

Bogotá 2015



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